El Defensor del Profesor, servicio que prestamos en ANPE Canarias desde hace diecisiete años para atender al personal docente víctima de situaciones de conflictividad en los centros educativos, recoge en su última memoria un nuevo incremento de incidentes. Durante el curso 2024-2025, atendió a 171 docentes afectados por casos de agresiones, amenazas, presiones o dificultades graves para el ejercicio de la docencia, la cifra más alta desde la creación del servicio y el quinto aumento anual consecutivo.
El coordinador autonómico del Defensor del Profesor, Domingo Rodríguez, señala que estos datos no responden a una realidad generalizada, pero confirman una tendencia preocupante que se está asentando en el sistema educativo. “Estamos viendo cómo la conflictividad escolar crece año tras año, y cómo estos incidentes son cada vez más complejos y tienen un impacto mayor en el profesorado”, subraya.
La memoria revela que la etapa de secundaria, concentra el 55% de los casos. Los problemas más habituales continúan siendo las dificultades para dar clase, las amenazas y las faltas de respeto. Además, este curso se ha constatado un aumento de las agresiones físicas de alumnos y de los casos de ciberacoso dirigidos al profesorado. Rodríguez destaca también el repunte en la etapa de primaria, donde los incidentes han crecido un 18% respecto al curso anterior. En este nivel, los conflictos tienen que ver sobre todo con las familias: aumentan las denuncias y acusaciones sin fundamento, las presiones para modificar notas y las agresiones protagonizadas por padres, madres u otros familiares del alumnado.
El informe muestra un fuerte impacto de los incidentes en la salud emocional del profesorado afectado. Más de la mitad de los docentes atendidos presentó síntomas de ansiedad, alrededor del 15 % sufrió episodios de depresión y un 26 % tuvo que coger la baja médica por problemas relacionados directamente con la conflictividad escolar. Para Rodríguez, estos datos reflejan un problema de salud laboral que no puede obviarse. “El bienestar emocional del profesorado está en riesgo. No podemos seguir normalizando que tantos docentes sufran ansiedad, depresión o estrés incapacitante como consecuencia de situaciones de conflictividad en los centros”, afirma.
Entre los factores que favorecen este deterioro del clima escolar, destacan las ratios elevadas, que dificultan la atención personalizada y la gestión de la convivencia; la sobrecarga burocrática, que resta tiempo al trabajo propiamente educativo y genera un estrés continuo; y la escasez de especialistas y personal de apoyo, especialmente de orientación educativa, auxiliares y personal administrativo. Asimismo, la falta de reconocimiento social e institucional hacia el papel del docente agrava aún más nuestro malestar profesional.
Ante este escenario, desde ANPE Canarias reclamamos a la Administración educativa una actuación decidida. Es imprescindible seguir reforzando las plantillas docentes y reduciendo las ratios en todas las etapas, así como simplificar la burocracia que pesa sobre el profesorado y mejorar significativamente la dotación de orientadores, auxiliares educativos y personal administrativo en los centros. Además, los problemas de salud mental derivados de la conflictividad escolar deben ser reconocidos como enfermedades profesionales y ha de facilitarse el acceso a apoyo psicológico y asistencia jurídica de manera más rápida y eficaz. Sin mejores condiciones laborales, sin recursos suficientes y sin un apoyo institucional claro, no puede haber convivencia positiva ni una educación de calidad. El profesorado no puede gestionar en soledad situaciones tan graves.
En el archivo adjunto puedes consultar la memoria 2024-2025 del Defensor del Profesor de ANPE Canarias.