El anuncio de dimisión de la hasta ahora consejera de Educación, Universidades, Cultura y Deportes, María José Guerra Palmero, abre una nueva etapa en la educación canaria en un momento especialmente delicado. Desde ANPE Canarias queremos felicitar a su sustituto, José Antonio Valbuena, desearle suerte en esta nueva etapa y pedirle que centre sus esfuerzos en conciliar los intereses de todos los miembros de la comunidad educativa en la difícil tarea de planificar la normalización de la actividad lectiva. Creemos que el nuevo consejero cuenta con un perfil adecuado para el cargo, dada su trayectoria profesional y su talante dialogante.
Como hemos repetido en más de una ocasión, somos conscientes de la compleja situación en la que nos hallamos inmersos desde hace tres meses, cuando se decidió clausurar los centros educativos para frenar la expansión de la Covid-19. Sin embargo, consideramos que la organización del nuevo modelo de enseñanza que ha tenido que implantarse a causa de la crisis sanitaria necesita concreción y directrices claras. La responsabilidad de abrir o no los centros durante el tiempo que resta de curso no puede ser decisión de cada equipo directivo, puesto que no tienen competencias para ello.
Esperamos que este período que hoy se inaugura traiga a las aulas canarias el sosiego que no hemos logrado durante los últimos tiempos. ANPE Canarias trabajará siempre de manera leal y comprometida con el equipo que esté al frente de la Administración Educativa y con el único fin de defender los derechos del profesorado, que están por encima de cualquier interés partidista.
La suspensión de la docencia presencial no ha permitido tampoco continuar con muchos procedimientos imprescindibles de cara a la organización del próximo curso. Consideramos que debe ser prioritario retomarlos y agilizarlos, al tiempo que se diseña el modelo de educación semipresencial de cara a septiembre. Como ya hemos expuesto, de aquí a junio no se dan las condiciones necesarias para volver a las aulas con garantías para toda la comunidad educativa, solo deben poder hacerlo los docentes que, de forma VOLUNTARIA, deseen hacerlo, siempre con el aval del equipo directivo de su propio centro, y para determinadas etapas educativas.
Hasta ahora, no existen protocolos claros y adecuados para asegurar que se cumple con las medidas de distanciamiento social para volver a las aulas. Todos, padres, alumnos y docentes, sabemos que la enseñanza semipresencial nunca podrá sustituir a la presencial, pero pedimos que la vuelta a la nueva normalidad -o la desescalada educativa- se produzca de forma segura. Es urgente que contemos con instrucciones claras y precisas, como venimos demandando desde hace meses.